miércoles, 12 de agosto de 2009

Autocracia: ¿Un aborrecible régimen o sólo una víctima de la historia?



En el día de hoy, al desarrollar el tema de los regímenes políticos, específicamente la autocracia, se produjo un interesante mini-debate en el curso. Como era obvio, se enfrentaban 2 modelos; por un lado: la DEMOCRACIA, el que contaba con un peso histórico increíble, nada más notable que ser el modelo que ha llevado a la “civilización” a este mundo de animales violentos durante mucho tiempo; además hay que sumarle el alto auspicio que tiene dentro de la educación, la política y la sociedad este modelo político denominado “gobierno de todos” (¿vale hacerse la pregunta en qué país gobiernan todos?); al que se le designa como el régimen a instaurar en todo país que quiera garantizar los derechos, libertades, igualdades a todos sus integrantes. Esto mismo es cómico; ya que muchos países señalan en sus propias cartas fundamentales la denominación de país democrático, siendo criticado al mismo tiempo (ya sea por un organismo internacional o por el propio pueblo) de no cumplir con la igualdad entre sus miembros, de no garantizar el derecho a la educación, el derecho a la libre expresión, a esto, y esto otro, etc. A su vez no hay que olvidar que los propios modelos económicos aceptados, fomentados, y a los cuáles la misma nación le facilita su funcionamiento; causan en los miembros de esta comunidad… explotación, desigualdad salarial, trato preferente, etc.
Es esto democracia; parece que sí…
Pero no nos olvidemos del otro gran régimen político, el patito feo de la historia: la AUTOCRACIA, el cual es un sistema de gobierno absoluto, en el que la voluntad de una sola persona es la suprema ley de un Estado. Un modelo por el cual ni yo (después de lo escuchado y leído) daría un peso; un modelo que se compone de una gran cabeza que legisla, ejecuta y aplica las leyes; una cabeza que limita las libertades y el desarrollo personal de las personas; un modelo que en manos de personas desquiciadas pueden convertirse en una potencia fascista, o en un ente con ánimo de lucro y poder personal que no haga otra cosa que explotar y abusar de sus propios vecinos.
Este modelo es obvio que a nadie le agradaría, sólo a los ansiosos de poder, a los con espíritu farandulero que les gustaría estar en las portadas de diarios, programas políticos, noticieros y demás para jactarse de ser EL INDIVIDUO que toma las decisiones de una nación.
La Autocracia, no puede asumir los errores de inescrupulosos estúpidos del pasado. Es verdad, la tentación que este régimen le otorga a su respectivo gobernante es grande, pero… es más que: ¿La oligarquía en el caso de la aristocracia, la demagogia en el caso de la propia democracia?
Nos hemos puesto a pensar en ¿qué puede otorgar la autocracia a una nación?, hagamos un ejercicio.
¿No sería bueno, que una persona velara por la comunidad con la capacidad de aprobar decretos, leyes; en beneficio de una sociedad, que al igual que la vida, está en constante dinamismo; sin un grupito que bajo cuatro paredes tomen la decisión de que tal ley sería no beneficioso para tal empresario o tal familia, por la que no sería conveniente su aprobación?
Al hablar de autocracia, se habla de una persona o grupo reducido que posee todos los poderes del estado. ¿Es excluyente a esta definición que haya una institución (la que perfectamente puede ser la comunidad) que controle y si llega a ser necesario, elija a un nuevo líder (bajo ciertos requisitos ya aprobados por el mismo pueblo)?
En ese mismo mini-debate que se planteó la inviabilidad de la autocracia; producto de 2 factores: la ambición de poder y la restricción de garantías (cosa que hemos planteado NO va de la mano con la autocracia, eso corresponde a la tiranía). Con respecto a la ambición de poder, es algo difícil de evitar, pero regulable por medio de esta institución que podría colaborar a una objetividad y legitimidad de las decisiones.
Relacionado con lo anterior, vale hacerse la pregunta: ¿Acaso en la democracia no existe ambición de poder?, ¿Acaso los políticos no se pelean por los cupos parlamentarios a tal grado de renunciar a sus principios (representados por su partido político) por postular como independiente y mantener sus privilegios?; por último, ¿No se pelean los candidatos presidenciales al nivel de descalificarse y debatir… sobre la vida privada de todo el mundo, pero menos sobre las ideas de país, intereses comunes y medidas a tomar durante un posible gobierno?. Como ejemplo de lo señalado, es bueno destacar la clara muestra que nos dan nuestros “representantes democráticos” del congreso los que recién han rechazado la posibilidad de discutir sobre la restricción de la reelección en el caso de diputados y senadores. De 120 diputados, sólo se requerían míseros 72 votos; no será una vergüenza que hayan votado 70… ¿esto es una democracia representativa?
Para finalizar; mi intención no es propagar e instaurar la necesidad de una autocracia, ni descalificar a la democracia. No soy un fascista, ni un autoritario, sólo soy un individuo que cree que es bueno no prejuzgar a los modelos, en especial cuando estos modelos se ejecutan de excelente manera en ciertas naciones (producto de la cultura y determinadas condiciones de vida) o en ciertos momentos en los cuales ningún otro podría solucionar un conflicto como lo haría este modelo; como por ejemplo el polémico régimen autoritario de 1831 en Chile. Autoritario o no; puede ser, pero nadie puede decir que una “democracia” (más aun como la que vivimos ahora) hubiera ordenado, educado y devuelto la paz a esta nación.
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