sábado, 7 de agosto de 2010

Cuando se confunde la legitimidad y el debate con la división y el conflicto


Entre tantos conceptos podemos entender la legitimidad como el convencimiento que poseen las personas de que su autoridad o que tal persona, actúa conforme al reglamento interno. La pregunta es ¿Es la vía de la legitimidad el consenso? ¿Cuál es el miedo al debate?

Nuestros políticos han decidido que la mejor forma de enfrentar el desinterés y desilusión del pueblo que exige renovación, ideas, innovación y nuevas caras; es que éstos renuncien a su interés de buscar nuevos horizontes para su partido u organización, en pro del candidato de siempre que defiende los mismos intereses que ya han sido rechazados por la gente, y que ni siquiera ofrece una nueva forma de hacer las mismas cosas.

Pero, ¿Por qué se bajarían los candidatos? ¿Por qué renunciar a lo que creen y postulan? La gran razón es el hecho de que la existencia de más de 1 candidatura significaría fraccionar a la organización en distintos grupos, los que se podrían dividir producto de las disputas internas y podrían causar diferencias irreconciliables dentro del grupo u organización.
Pero por otro lado; estas situaciones no las vemos a nivel país; o acaso ¿Esto mismo ocurre para las elecciones presidenciales? ¿Los familiares que votaron por candidatos y posiciones distintas no se vuelven a hablar? Esto es una muestra más de la inmadurez política y personal de los integrantes de la “nueva política nacional” que de forma básica casi burda manifiestan su soberbia e intransigencia mediante candidaturas únicas que no hacen más que evitar críticas, escapar de los errores cometidos y del contraste de ideas y mantienen su mediocridad de propuestas.
Debemos entender que el debate, la discusión hacia fines comunes y la existencia de pluralidad de posiciones dentro de la organización; no fraccionan un grupo que tiende a un mismo fin y objetivo, por lo menos si se habla de integrantes que gozan de un mínimo de madurez. El debate genera contraste de ideas, mejores formas de realizarlas y mayores ofertas a los asistentes; por el contrario, el consenso significa una resignación por parte de la parte que se baja, la que si bien apoya la posición que permanece en pie; no genera un apoyo a la candidatura (desde el punto de vista de lo que representa), por lo que la supuesta legitimidad que se afirma, no es más que la obtención de más del 50%, pero no se refleja en el elemento subjetivo del convencimiento de ejercicio conforme al pensamiento e interés de los participantes; ya que éstos asistieron buscando oferta y mejores precios, y se encontraron con un monopolio que en vez de ofrecer ideas y mejores formas, impone su precio al costo más alto.


Es difícil ser legitimado cuando no le ganas a nadie, el consenso sin pluralidad de posiciones, opiniones y debates; solo es un mecanismo cobarde de un falso triunfo