martes, 5 de agosto de 2014

Actual Israel-Palestina: El golpe que faltaba para confirmar el desprestigio e irrelevancia de la ONU

Después de dos guerras mundiales, el mundo entero concibió a la Organización de las Naciones Unidas como el organismo indicado para mantener la paz y al mismo tiempo prevenir, a través del diálogo, el respeto y los acuerdos, futuros conflictos bélicos entre los Estados. En aquellos años, segunda mitad del siglo XX, pocos se habrían imaginado la crisis y descrédito político en el que ha caído esta misma institución al haber transcurrido menos de un siglo de su constitución.
Si bien es cierto que atribuir este descrédito exclusivamente al conflicto Israel-Palestino no sería adecuado sería injusto, por cuanto bastante ha aportado Estados Unidos con sus invasiones por “la guerra contra el terrorismo” ocasionando muertes de civiles de forma indiscriminada, desobedeciendo las decisiones y resoluciones del consejo de seguridad, y vetando toda discusión que no le favorezca; también es cierto, que es con este conflicto donde se ha demostrado inutilidad de la política y organización internacional, por la indolencia práctica con la que los Estados internacionales han presenciado este conflicto.
Es de público conocimiento el historial bélico existente entre Israel y Palestina (aquí pueden encontrar un trabajo con la seguidilla de incumplimientos pacticios de Israel –Principio de Proporcionalidad, Convenio de Ginebra y sus protocolos adicionales, Principio de Autodeterminación de los Pueblos-), sin embargo lo anterior en caso alguno  logra ser antecedente suficiente para gatillar una guerra o una afrenta tal, conducta tomada por el Estado de Israel, el cual decidió bombardear Gaza con la finalidad de destruir posibles subterráneos utilizados por el grupo terrorista Hamas para sus acciones. Las consecuencias están a la vista, mientras los ataques de Hamas han traído 20 israelíes muertos (entre los que encontramos a dos civiles), los ataques de “respuesta” israelíes han traído más de 540 muertos (80% civiles y 20% niños), violando clara e injustificadamente todo principio de proporcionalidad. Por su parte, los Estados miembros de la ONU y el consejo de seguridad del mismo organismo miran impertérritos como día a día, Israel sigue bombardeando y continuando sus ataques con las devastadoras consecuencias de las que somos informados en los noticiarios, incluso afectando las mismas dependencias de la ONU (ya van 6 escuelas destruidas). Por otro lado es cierto que ha habido un rechazo internacional absoluto, manifestado incluso en prácticas políticas (Chile llamó a informar al embajador de Chile en Israel), pero de sanciones que tengan por finalidad disuadir la constante, ni pensar.
Si bien a muchos podría gustarles la idea de que la ONU envíe fuerzas militares a la zona para combatir a Israel, una conducta así sería totalmente impensada, por lo que las sanciones se reducen únicamente a materias económicas. Lamentablemente estas sanciones son totalmente ineficaces, por cuanto como señala Anne Marie La Rosa “una sanción eficaz es la que produce el efecto deseado”, y en este caso, a través de multas no se ha logrado disuadir la conducta israelí, ni siquiera con las amenazas de la UE de poner término a convenios firmados entre ellos.
Así, y con las escasas herramientas de las que dispone la ONU, las que se ven mermadas aun más por el principio de autonomía de los Estados y autodeterminación de los pueblos (que irónicamente los mismos Estados omiten al momento  de violar estas normas), aparece como la única medida de presión internacional posible, el bloqueo o aislamiento económico (art. 41 de la Carta de las Naciones Unidas); impidiendo que Israel pueda seguir sustentando su economía y fuerzas sin la ayuda del mundo. Todo esto claro, requiere de la colaboración y cohesión de todos los Estados “conmovidos”, ya que las campañas de apoyo y las declaraciones de molestia ante el conflicto resultan del todo ineficaces, si se está dotando de millones de dólares constantemente sus fuerzas militares (ej. Estados Unidos, cuyo parlamento acaba de aprobar U$225 millones para “reforzar defensa Israelí”).
La ONU está llegando a un momento en el cual dependerá de sus estados miembros decidir la continuidad o no de esta organización. Los efectos positivos son muchos, consiguiendo en muchas ocasiones, solucionar inminentes conflictos, pero son casos como éste los que ponen en tela de juicio la eficacia de las instituciones internacionales, más aun, cuando se actúa pasivamente y parte de sus Estados componentes actúan no solo contrario a la condena internacional sino a la propia política de la Organización.

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