miércoles, 3 de febrero de 2010

Traslado del ATP Movistar Open de Viña del Mar a Santiago: ¿Un cambio acertado?


Desde hace ya mucho tiempo, el ATP Tenis de Chile se ha realizado en la ciudad de Viña del Mar, particularmente en la playa de las salinas. Si bien este recinto no fue el original, ya que se originó en un comienzo como ATP de Santiago, éste cambio se generó producto de las buenas condiciones (deportivas y económicas) que propiciaba la ciudad de Viña del Mar al torneo.

Además de los beneficios económicos, deportivos (ya que aprovechan la migración de turistas, quienes aprovechan de asistir al campeonato estando en la misma playa); también nos encontramos con lo importante que es que un campeonato de tenis de nivel mundial esté en regiones y no en la capital, ya que de esa forma, se daban todos los veranos, una importante señal de descentralización deportiva.

Es, principalmente por esto último, que no se entiende el por qué del cambio (nuevamente) de sede del campeonato, ya que si bien el gran problema de tener el campeonato en las salinas, era lo nómade de la estructura, ya que el terreno en el que se desenvolvía el campeonato era de propiedad de los navales, y esto significaba que no había una permanencia de la estructura, ni una permanencia de la cancha; había también una excelente predisposición por parte de la municipalidad de Viña del Mar hacia con el campeonato para buscar soluciones y políticas al respecto.

Se entiende menos aún el cambio de sede, ya que ni siquiera se apeló a recintos deportivos ya establecidos, ni a localidades del centro de la capital, sino que se apeló a la hacienda de Chicureo, de la que se puede deducir su localidad, y por ende, lo difícil de acceder a tal.
Si bien durante las transmisiones se ha recalcado la existencia de supuestos “buses de acercamiento” y se ha informado con cierto detalle de cómo llegar al recinto, también no es menos cierto que según lo publicado por la prensa (las últimas noticias) y además; de lo que se deduce de lo planteado por comentaristas y relatores, se puede inferir lo complicado que es el acceso al recinto y la dificultad de disposición de tales buses a altas horas de la noche para las personas. Junto con lo anterior, para manifestar el rotundo fracaso de este traslado de sede, tenemos como ejemplo, el hecho de la escaza recepción del público, el que no ha llenado el recinto en su horario peak (el de las 10 de la noche), ni siquiera en momentos en que el local (Fernando González) ha jugado.

Como adherente del deporte y particularmente del deporte blanco, me parece que los hermanos Fillol (organizadores del torneo) deben reconocer el gran error cometido, no mediante declaración pública ni mucho menos, sino que por medio de la restitución del torneo a la localidad de Viña del Mar.

Según lo expresado por esta columna, por la teoría y la práctica de la organización del torneo en la ciudad de Santiago, podemos concluir que un torneo en esta época del año y en Santiago, significa: menos cantidad de público, menos cantidad de dinero (a menos que las entradas hayan sido vendidas a empresas, lo que estaría bien económicamente, pero mal en lo deportivo, ya que como se vio, la cantidad de espectadores fue “penosa”) y al igual que en la playa las salinas, una NO definición de terreno propio para el torneo. Por otro lado; la realización del torneo en la ciudad de Viña del Mar, significa: mayor afluencia de gente (ya que muchos aprovechan la cercanía que tiene con la playa para incluso ver partidos calendarizados en las tardes y horarios no peaks) y mayor dinero recaudado, aunque tampoco propiciaría un terreno propio para la realización del torneo (elemento que no asegura la ciudad de Santiago.

De esta forma, podemos entender lo incomprensible de la decisión de los organizadores y la necesidad de que ante ciertas dificultades, no se deba acudir siempre a la capital, ya que como se vio, no siempre el remedio es mejor que la enfermedad.

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