lunes, 1 de febrero de 2010

¿Igualdad de Género?


En nuestra era moderna, y en nuestro país, más aún acentuado con la Presidencia de la República de Chile de la actual Presienta Michelle Bachelet J. las frases igualdad de género, igualdad de derechos entre hombres y mujeres, paridad (en todo ámbito; ya sea salarial, administrativa, ministerial, etc.) han surgido con fuerza en el mundo y como dije anteriormente, en Chile.

Con motivo de lo anterior, a lo largo de los últimos años; hemos sido testigos de cómo nuestro país, ejemplificando su desigualdad y estupidez, debe por medio de leyes, igualar salarios entre hombres y mujeres con respecto a una misma función y puesto, existiendo como única posibilidad de disparidad salarial, el hecho de existir una experiencia mayor en el trabajo. Esto, si bien se expresa de forma “forzada”, ha contribuido a que la mujer cese en sus reclamos y seamos parte de un mundo más igualitario en derechos de género… por lo menos hacia las mujeres. Esto último, ya que aunque parezca extraño, el hombre también sufre de discriminación por el hecho de ser tal; partiendo desde cosas tan cotidianas como el prejuicio que se les atribuye por el ejercicio de ciertas profesiones u oficios. Víctima de esto son los peluqueros, bailarines, estilistas, diseñadores; incluso en algunas personas, todavía se vincula el arte a la femeneidad, como por ejemplo: la actuación, la pintura entre otras; ya que se entiende la sensibilidad como propia de la mujer.

Junto a esto, siguiendo en la misma idea, nos encontramos con las sanciones sociales y morales hacia el hombre, producto de la definición del hombre como el más fuerte, y debido a la catalogación de la mujer como “el sexo débil”. Es verdad, que dentro de éste mismo tema, nos encontramos también con una discriminación en contra de la mujer, como por ejemplo: con respecto a la infidelidad. Si es ejercida por una mujer, ésta es tratada como una cualquiera (siendo sutil en la definición), mientras que si es ejercida por el hombre, este es un macho alfa. Volviendo a la discriminación que sufre el hombre, nos encontramos al hecho de que si este golpea, es un maricón, poco hombre; pero si la mujer golpea, el hombre es una niñita, un debilucho, e incluso, se han visto casos, en los que éste al denunciar por teléfono, sufre de la burla del personal de carabineros ¿Los carabineros se ríen de las denuncias de las mujeres golpeadas? No se ríen, puede que no se interesen por las denuncias (hecho que hay que cambiar y solucionar, ya que no puede ser que personas de tal nivel de agresión –de ambos sexos- estén circulando libremente por las calles), pero definitivamente, no se ríen.

En el marco de otro ámbito dentro de la inferioridad de la que padecen los hombres con respecto a las mujeres; encontramos una distinción en cuanto a derechos, estrictamente, los relacionados con el derecho de familia (justamente en un derecho que regula las relaciones familiares, el hombre es el excluido… ¿esto es igualdad? Dentro de la familia, ¿La mujer está por sobre el hombre?). En este caso, encontramos ejemplos como: la prioridad que tiene la madre con respecto al padre en materias de tuición, basado en una supuesta supremacía natural que tiene la madre por sobre el padre. Esta supremacía podría entenderse, ya que es normal que una forma de objetivizar las decisiones judiciales sea la naturaleza. Pero por otro lado, ¿Por qué cuando la madre cae en los mismos vicios en los que se ampara el poder judicial para rechazar la tuición del padre, con ésta es más permisiva? ¿Por qué si la madre carece de tiempo que su padre si tiene, para cuidar a su hijo, se termina cediendo la tuición a la madre? ¿Por qué si la relación ha terminado por infidelidad de la madre, el padre debe verse limitado como si fuera un delincuente en las visitas a su hijo y además debe pagar él la pensión alimenticia? ¿Me podrán decir algo las feministas sobre esto o recurrirán al recurso fácil de decir que la mujer posee una conexión especial con el hijo que el hombre no posee, ya que no lo tuvo “9 meses en su útero”? ¿O la excusa feminista que señala que un niño no puede estar sin su madre? ¿Acaso si puede estar lejos de su padre? Por otro lado; ¿Por qué es la madre la que tiene privilegios para quedarse no solo con la tuición, sino que con la “tuición provisional” mientras se desarrolla el juicio? ¿En qué aspecto objetivo y no emocional, ni desigual se fundamenta esto?
Las flexibilidades laborales, especialmente, durante el post- parto (período de cuidado que puede ser realizado por ambos). Si bien es más que justificable el período pre-natal hacia la madre, es dudable que en primera instancia se le otorgara una posibilidad de período post- natal exclusivamente a la madre, excluyendo de esta forma al padre; esto debido al hecho de que una vez nacido el hijo la presencia de ambos padres (científicamente comprobado) es importante para el niño. En este aspecto, el argumento de que la madre es la que tiene la leche con la que se alimenta al niño, se ve un poco mermado, debido a que la leche materna puede ser sacada y dada por mamadera; por lo que si bien es importante no solo la leche materna, sino que también ésta sea dada por la madre, producto de la relación que se va forjando desde aquel acto, también no es menos cierto, que el padre puede gozar de darle aquella lactosa por medio de la mamadera, y así él, también cultivar una relación paternal.
Propiedad de un servicio estatal propio, el que se preocupa exclusivamente de políticas sobre la mujer, excluyendo al hombre dentro de las políticas directas del ejecutivo (ya que los menores son atendidos dentro del Sename). En relación a esto tenemos en los últimos gobiernos, la constante e importante trascendencia de esta institución, propiciando, planificando y concretando actividades a favor del género femenino, en todo ámbito de la vida. Ejemplo de esto son las campañas de antiviolencia de la mujer, la campaña “sonrisa de mujer”, post y pre natal, fueros maternales (éstos últimos, sin discusión, han debido ser creados, producto de la mentalidad desconsiderada y mercantilista extrema forjada en la última década), y podemos destacar los bonos por hijos, además de la pensión a la DUEÑA DE CASA (me pareció escuchar y leer eso en los medios de comunicación; cosa que espero que sea solo nominal, y no se aplique una interpretación literal a esto). Por su lado, el hombre no goza de absolutamente nada. Tal vez podríamos destacar la intención de facilitar un post natal al padre, pero más allá, nada. Ni siquiera algo tan simple como un reconocimiento al rol del padre (tal como se realiza a la madre para su día, reconocido de forma comercial y político, incluso, a través de desayunos con la presidenta). Recordemos que esta actividad se celebró el año pasado, por medio del MIDEPLAN (ministerio de planificación), en el cual ni siquiera asistió la representante política de los chilenos y chilenas ¿Acaso fue el mismo día que el día de la mujer? Parece que no ¿O sí?

Esta columna de opinión, no busca tomar partido por uno de los sexos, ni favorecer al género masculino. Sino que por el contrario, busca que se acepte que esta desigualdad de género, no solo afecta a la fémina, sino que también a los hombres. Si bien la mujer sufre de muchos prejuicios y dificultades en todo ámbito de la vida, siendo uno de los más emblemáticos, el poder encontrar trabajo, y la posibilidad de ascender en los cargos, llegando a ser una “jefa”; también debemos considerar que el hombre sufre de una discriminación social que a diferencia de la mujer (que la cuida y compadece), lo presiona y cuestiona; y que además de esto, sufre producto de su condición de ser hombre, una de las discriminaciones que más puede doler… la discriminación judicial.
Para un hombre, es igual de importante que para la mujer, el hecho de tener la tuición de su hijo. Y para este niño, es igual de importante el cariño de la madre y el padre. Ninguno está por sobre el otro; por lo tanto, la justicia, si bien puede tener una línea jurídica para “desempatar” merecimientos, no puede utilizar tal línea, para por medio de hipótesis y supuestos, prevalecer a uno, o mejor dicho una, por sobre el otro. En un juicio, la palabra de la mujer vale más que la del hombre. Esto cambiémoslo por: la palabra argumentada y justificada, prevalecerá por sobre la pasional.

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