domingo, 3 de enero de 2010

Monopolio de la solidaridad y ayuda social


Con el fin de año; los recuentos, los clásicos “lo bueno, lo malo y lo feo”, salen a relucir de manera espontánea para quedarse durante toda la última semana del año y primera semana del 2010, en nuestras conciencias y en los medios de comunicación. Pero junto con esto, y por motivo de las elecciones presidenciales (que nos dejaron como resultado 2 candidatos de segunda); se nos olvido a muchos la ausencia de la causa social más grande de nuestro país y más contradictoria en su esencia que cualquier otra; la teletón. Este programa que por 27 horas nos tiene pegado a la pantalla llenándonos y llenándonos con que debemos cooperar, y que en caso que no lo hagamos, seremos poco más que unos pecadores que nos iremos al infierno… mala suerte para los críticos del cable, ya que no pueden cambiar de canal y quedarse con una buena película.

Desde chico me he preguntado ¿Por qué se debe cooperar con la teletón para ser solidario? Los invito a analizar esta iniciativa paso a paso.

En primer lugar, tenemos el motivo de la teletón; una fundación que destina un conjunto de bienes otorgados por empresas y civiles para la consecución de fines, siendo éstos fines, la rehabilitación y reinserción de personas discapacitadas en el mundo. Como vemos el motor de origen de esta fundación, es totalmente laudable, aplaudible y reconocible; pero esto no le quita méritos a fundación las Rosas, a Coanil, a Coaniquem, y muchas otras que con mayor o menor grado de anonimato deben pelear por un permiso municipal para realizar una recolección anual de fondos, recolección que dura menos de 1 día. ¿Es comparable con las 27 horas de amor? ¿La teletón y la rehabilitación de niños y adultos, es acaso mejor que la preocupación de ancianos abandonados, es mejor que niños limitados mentalmente, es mejor que los niños quemados por accidentes domésticos y externos? Si luchamos contra la discriminación ¿Por qué el hogar de Cristo y la Teletón tienen espacio en la televisión? ¿Acaso las otras organizaciones no valen la pena? ¿Será por qué no impactan mediáticamente?... esto es una vergüenza; más aún cuando estas 2 organizaciones ya mencionadas, año a año lo único que hacen es pedir más y más dinero o socios, mientras que las demás fundaciones y corporaciones deben humillarse, sudar, y sufrir de los constantes rechazos por los pesos que tengan disponibles.

En otro sentido; particularmente en la Teletón, ¿Existe solidaridad en la esencia de la fundación? ¿Existe solidaridad en las constantes peleas que llevan a cabo los animadores de televisión por aparecer en televisión? ¿Cuánta gente no ha sido rechazada, o peor, relegada una vez que ya la han llamado, por un simple capricho de algún egocéntrico presente en la plantilla de figuras? De esta forma, esta forma de unir a Chile en pro de un bien común, se ha ido convirtiendo en una forma de subir y aumentar el cariño de la gente, se ha convertido en una forma de ganar bonos para ver quién reemplazará al “gran” don Francisco.

Otra de las aristas interesantes que tiene la Teletón es cómo se tergiversa la imagen de ciertas empresas “donantes” las que solo donan cuando aparecen frente a las cámaras. ¿Por qué no escuche hablar de donaciones de empresas a la Teletón el diciembre pasado (a excepción de Ripley)? ¿Es parte del contrato acaso, que las donaciones solo serán frente cámara de TV? ¿O será porque no se fomentó a la compra de sus productos?
Con respecto al comportamiento de las empresas, podemos atribuir su “solidaridad y generosidad desinteresada” a la ley 19.885, la que permite una cierta rebaja de los impuestos a las empresas que donen a otras instituciones:

“Artículo 1º.- El 50% de las donaciones en dinero que efectúen los contribuyentes del impuesto de primera categoría de la ley sobre Impuesto a la Renta, contenida en el artículo 1º del decreto ley Nº 824, de 1974, que no sean empresas del Estado o en la que éste o sus instituciones participen y que declaren su renta efectiva en base a contabilidad completa, directamente a instituciones señaladas en el artículo 2º o al fondo establecido en el artículo 3º, podrá ser deducido como crédito contra el impuesto de primera categoría que afecte a las rentas del ejercicio en que se efectuó la donación”

“Artículo 2º.- Las donaciones a las que se refiere el artículo anterior deberán ser dirigidas a financiar proyectos o programas de corporaciones o fundaciones…”


Del anterior extracto sacado de los artículos 1° y 2° de la ley 19885, se concluye que a las empresas que donen a corporaciones, fundaciones, o demás instituciones que cumplan con ciertos requisitos, se les reducirá el 50% del monto total aportado, a los impuestos; estableciendo cómo límite del aporte, el 4.5% de la renta líquida disponible.

Como nos damos cuenta, el apoyo recibido por las grandes empresas al parecer estaría condicionado, y si no fuera así, hubiéramos visto en diciembre un mayor movimiento que el de Ripley solamente ¿o no?

Para concluir, nadie plantea que la teletón y el Hogar de Cristo sean organizaciones injustificadas ni mucho menos, pero creo que es una falta de respeto que éstas instituciones se lleven todos los créditos televisivos, e impidan a otras instituciones igual o, incluso más importantes; tener acceso y espacio entre la gente.

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