jueves, 14 de enero de 2010

Percepción y aumento de la delincuencia en Chile: ¿Hora de darle mayor poder a la ciudadanía?


En el último tiempo, hemos podido ver por televisión, particularmente en las noticias, variados casos de detención y violencia ciudadana hacia delincuentes que han sido sorprendidos en el acto, y que han podido ser reducidos por estos civiles. Producto de esto, es que surge una importante e interesante disyuntiva ¿Tienen derecho los ciudadanos a violentarse y acriminarse contra el delincuente? ¿Se les debe permitir jurídicamente esto?

Diariamente vemos, como los medios de comunicación, en especial ciertas líneas editoriales, nos muestran una nación limitada en un espacio de tiempo de 1 hora. En importantes canales nos muestran durante gran parte de esa hora: violaciones, hurtos, robos, asaltos, asesinatos, y accidentes del tránsito. En cierta parte, los medios nos muestran una realidad objetiva… ¿Pero es proporcional a la realidad? ¿Cuál es mi responsabilidad al crear una imagen exacerbada de la delincuencia? Esto último es importante, para entender la impotencia y el comportamiento de la población. Además de la imagen que se proyecta a través de los medios, no podemos obviar lo que viven y sufren día a día cientos de chilenos y chilenas; quienes ven de forma impotente cómo unos cobardes encapuchados, en grupo o sinvergüenzas roban y asaltan infundiendo miedo, traumas y peor aún, quitándoles elementos con un importante valor comercial y sentimental, no sólo por lo que pueda significar, sino que por el esfuerzo, por el trabajo y sudor que costó ir y comprar aquel bien.

¿Qué se le puede decir a esa señora, anciano, niño al que han violentado tanto física como psicológicamente? ¿Cómo se les explica que lo arrestaron, pero que el tribunal lo liberó? ¿Dónde está la compensación del daño ejercido? ¿Y el equilibrio social?, creo que los ciudadanos en estos momentos estamos bajo déficit, ya que los delincuentes nos ganan por goleada. Si la típica señora Juanita o el don Pepe ven cómo les quitan lo que tanto esfuerzo les cuesta obtener… ¿No es comprensible que ante la ineficiencia de los tribunales de justicia, busquen justicia por sus manos? Por otra parte es verdad que no podemos fomentar la muerte para pagar delitos, pero ¿Por qué no entender la impotencia y la rabia de millones de ciudadanos, quienes estarían dispuestos a darle su buena paliza a un delincuente?

Si nos colocamos desde una perspectiva netamente filosófica, Jean-Jacques Rousseau, defendía en parte la pena de muerte junto al destierro, como sanción hacia los delincuentes dependiendo de su delito ¿Por qué? Porque entendía que al cometer ciertas acciones reñidas con la ley, estaba rompiendo el “Contrato Social”, acuerdo realizado por la comunidad, por lo que al romper y quebrantar éste acuerdo (el delincuente) no se le podía catalogar como miembro de la comunidad, sino que por el contrario, como un traidor o enemigo. Esto nos permite concluir, en caso que llevemos esta filosofía del siglo XVIII a estos días; que en caso de que tengamos un delincuente que viola y quebranta el pacto realizado por esta comunidad, el que viene establecido en parte por medio del ordenamiento jurídico; éste (antisocial) debe ser tratado como un enemigo y traidor del espíritu de la nación (en cierto aspecto, manteniendo la racionalidad), por lo que pienso que si podríamos permitir a la fuerza ciudadana manifestarse contra el individuo en cuestión.

Esta posición, inevitablemente, trae como consecuencia la defensa de los derechos humanos; y en relación a esto, nadie está fomentando la detención ciudadana y la violencia por parte de los apresores, sino que busco que se “Despenalize” los daños provocados en virtud de la detención, obviando aquellas reacciones que hayan sido realizadas con ensañamiento, mal que mal, si los delincuentes se ríen de la justicia, por su debilidad para castigar a los culpables y su descaro para culpar y castigar a los ciudadanos; creo que una señal directa que le transmita al delincuente el hecho de que si no está un oficial a la vista, puede que esté un ciudadano atento que junto a un grupo de gente decente, puede hacerle ver de una manera poco convencional, pero nada de repudiable “lo malo que es delinquir”.

“si la justicia va a seguir dejando en libertad a los delincuentes y se encargará de perseguir a los ciudadanos que se extralimitaron producto de la rabia e impotencia que causan las propias decisiones de los tribunales… estamos en una nación descarada, sinvergüenza y patas arriba”

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